Ronny Rojas AlDía 27/09/2006
Estos grupos reúnen a unos 100 seguidores, entre ellos, adultos de alto nivel educativo y económico, que en la mayoría de los casos, siguen la doctrina de la Iglesia de Satanás, fundada en California, Estados Unidos, en 1966, por Anton Szandor La Vey.
Dichas sectas son grupos bien organizados y muy cerrados al resto de la sociedad, por lo que sus actividades se mantienen en el anonimato, dijo Paul Chaves, profesor de criminología y asesor legal de la Policía de Control de Drogas del Ministerio de Seguridad Pública, quien ha investigado el tema durante los últimos años.
Durante los cultos a Satanás, estas sectas se rigen por libros como el Necronomicón, un texto escrito por el poeta Abdul Alhazred, en Damasco (actual capital de Siria) en el siglo VIII, que contiene ritos y hechizos para invocar a las fuerzas del mal.
En las ceremonias se realizan sacrificios de animales, rituales con sangre, orgías y parodias de los ritos católicos, confirmó el sacerdote católico Jorge Pacheco.
Pacheco, quien ha investigado este tema durante los últimos años, contó que debió atender a dos jóvenes ligados a estos grupos quienes lo buscaron para que los ayudara a dejar las sectas.
“En el país hay grupos de jóvenes que lo hacen por curiosidad o charlatanería; pero también hay grupos sistemáticos que se rigen por la filosofía del mal.
“Estas personas son sociópatas; no tienen claro la concepción del bien y el mal, actúan en contra de la dignidad humana y rechazan a la sociedad”, explicó.
En algunos casos, las ceremonias se realizan en cementerios o se utilizan huesos humanos, “como una forma de obtener el control de la muerte”, dijo Chaves.
Osvaldo Alpízar, director de la Fuerza Pública, dijo que la policía ha atendido casos de profanación de tumbas, pero no han podido ser atribuidas a grupos satánicos.
Si esas prácticas existieran en el país, hay que permitirlo, porque existe libertad del culto.
El artículo 395 del Código Penal de Costa Rica, prohíbe la práctica de “brujería, hechicería y otros cultos contrarios a la buena fe”, aunque estas prácticas se consideran una contravención.
Profanaciones
Marzo, 1995 Ana Zeddy, fue secuestrada por un grupo satánico que la mantuvo cautiva por cuatro horas y luego la abandonó, golpeada y semiconciente, en una calle de Tres Ríos.
Enero, 1999 Cuatro jóvenes profanaron 108 tumbas en el cementerio de Alajuelita, con el objetivo de convertir varios cráneos humanos en candelabros para aparentes ritos satánicos.
Febrero, 2005 Hallan dos cráneos y cinco costillas en el segundo nivel del antiguo templo católico de Puriscal, que se presume eran utilizados en ritos satánicos.
Octubre, 2005 La capilla del barrio El Carmen, en Ciudad Quesada, fue profanada por desconocidos, quienes volcaron el púlpito regaron hostias, quemaron el sagrario y la silla del sacerdote; y colocaron la imagen de uno de los Cristos boca abajo.
Mandamientos Satán representa indulgencia, en vez de abstinencia.
Satán representa existencia vital en vez de sueños espirituales.
Satán representa venganza, en vez de dar otra mejilla.
Satán representa bondad hacia aquellos que lo merecen, en vez de amor desperdiciado en ingratos.
Satán representa todos los llamados “pecados”, porque ellos llevan a gratificación emocional física y mental.
Satán ha sido el mejor amigo de la iglesia porque la ha mantenido en el negocio.
Los siguientes son varios de los nueve mandamientos satánicos, contenidos en la Biblia de Satán.
Sexo, drogas y satanismo... tenga cuidado Según el sacerdote Jorge Pacheco, en muchos casos el abuso del sexo, las drogas y el alcohol, pueden derivar en desviaciones sociales tales como el satanismo.
Si usted le preocupa la posibilidad de que sus hijos se acerquen a uno de estos grupos, lea con atención.
Investigue sobre el significado de los símbolos en la ropa que utilizan, o en los tatuajes en su cuerpo.
Esté alerta si sus hijos rechazan cualquier tipo de religión o si critican con especial empeño la figura de Cristo. También si encuentra lectura satánica entre sus pertenencias o en las búsquedas por Internet.
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